El Complejo Amigdalino

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El Complejo amigdalino.

Un dia como hoy Nació quien descubrió el complejo amigdalino: Karl Friedrich Burdach. Nació el 12 de junio de 1776 en Leipzig- falleció el 16 de julio de 1847.

El cuerpo amigdalino, complejo amigdalino o amígdala cerebral es un conjunto de núcleos de neuronas localizadas en la profundidad de los lóbulos temporales de los vertebrados complejos, incluidos los humanos.​ La amígdala forma parte del sistema límbico, y su papel principal es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales.

Cortes sucesivos a lo largo del polo temporal de los hemisferios cerebrales nos revelan una masa gris con forma almendrada –de ahí su nombre– que ya a principios del siglo XIX Burdach descubrió y definió como complejo amigdalino.

El complejo amigdalino es un conjunto de núcleos que se localizan en la profundidad del lóbulo temporal, y que guardan estrecha relación con el sistema límbico. Su alteración se ha asociado a un gran número de procesos psiquiátricos.

Realmente este complejo es un conjunto de núcleos situado en la región subcortical del lóbulo temporal, en su parte anteromedial, profundo al uncus. Queda inmediatamente anterior a la formación hipocámpica y al extremo anterior del asta temporal del ventrículo lateral.

La amígdala envía proyecciones al hipotálamo, encargado de la activación del sistema nervioso autónomo, los núcleos reticulares para incrementar los reflejos de vigilancia, paralización y escape/huida, a los núcleos del nervio trigémino y facial para las expresiones de miedo, al área tegmental ventral, locus coeruleus, y núcleo tegmental laterodorsal para la activación de neurotransmisores de dopamina, glucocorticoides, noradrenalina y adrenalina, muchos de estos neurotransmisores están estrechamente vinculados a las respuestas al estrés y en particular al distrés o estrés que es nocivo al organismo.

En vertebrados complejos, la amígdala se encarga principalmente de la formación y almacenamiento de memorias asociadas a sucesos emocionales. Investigaciones indican que, durante el condicionamiento del miedo, los estímulos sensoriales alcanzan el grupo basolateral de la amígdala, particularmente los núcleos laterales, donde se forman asociaciones con recuerdos del estímulo. La asociación entre el estímulo y eventos aversivos podrían ser mediados por potenciaciones a largo plazo, una prolongación de potencial en las estructuras sinápticas con el objetivo de reaccionar más fácilmente.

Los recuerdos de experiencias emocionales que han dejado huella en conexiones sinápticas de los núcleos laterales inducen conductas asociadas con la emoción de miedo a través de conexiones con el núcleo central de la amígdala. El núcleo central está involucrado en el comienzo de las respuestas de miedo, incluida la paralización, taquicardia, incremento de la respiración y liberación de hormonas del estrés. Daños en la amígdala impiden tanto la adquisición como la expresión del condicionamiento de miedo, una forma de condicionamiento clásico de respuestas emocionales.

La amígdala está también involucrada en el condicionamiento apetitivo. Parece ser que neuronas bien definidas responden a estímulos positivos y negativos, pero esas neuronas no están diferenciadas claramente en núcleos anatómicos.​ Diferentes núcleos dentro de la amígdala tienen diferentes funciones en el condicionamiento apetitivo.

La amígdala también está involucrada en la consolidación de la memoria. Después de cualquier evento de aprendizaje, la memoria a largo plazo para el estímulo no se forma de manera instantánea, sino que la información relacionada con ese evento es asimilada lentamente a través de una consolidación a largo plazo a lo largo del tiempo (la duración de la consolidación puede llegar a durar toda la vida), un proceso llamado consolidación de la memoria, hasta que alcanza un relativamente, estado permanente.

Investigaciones con humanos muestran que la amígdala juega un papel similar. La actividad de la amígdala a la hora de codificar información se asocia con la retención de información. Sin embargo, esta correlación depende de la emocionalidad relativa de los sucesos. Así, eventos más emocionalmente-activantes incrementan la actividad de la amígdala, y esa actividad correlaciona con la retención de información.

Desde el punto de vista funcional la amígdala participa en la integración de la variada información sensorial con la esfera autonómica corporal y endocrina, que se traduce en respuestas de autoconservación en las esferas sexual, alimentaria, de agresividad y en definitiva, con el comportamiento emocional.

Investigaciones recientes sugieren que algunos parásitos, en particular el toxoplasma, forma quistes en el cerebro, a menudo afectando a la amígdala. Esto podría aportar pistas acerca de cómo parásitos específicos manipulan la conducta y contribuyen al desarrollo de algunos trastornos, incluida la paranoia.

La amígdala parece desempeñar un papel en el consumo excesivo de alcohol, siendo dañada por episodios repetidos de intoxicación y abstinencia. El alcoholismo se asocia con una atenuación de la activación en las redes del cerebro responsables del procesamiento emocional, incluyendo la amígdala. La proteína quinasa C-epsilon en la amígdala parece ser crítica para el desarrollo de la ingesta excesiva de etanol.

No obstante en nuestros tiempo tenemos grandes de la ciencia que continuaron su estudio. Joseph E. LeDoux y Daniel Goleman.

El secuestro de la amígdala es un término acuñado por Daniel Goleman en su libro de 1996 La Inteligencia Emocional: ¿Por qué puede importar más que el IQ? (Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ).

EL COMPLEJO AMIGDALINO

Basándose en el trabajo de Joseph E. LeDoux,​ Goleman utiliza el término para describir las respuestas emocionales de las personas que son inmediatas y abrumadoras, y fuera de la medida con el estímulo real, ya que ha provocado una amenaza emocional mucho más significativa.

La salida de los órganos sensoriales es recibida por primera vez por el tálamo. Parte de los estímulos del tálamo va directamente a la amígdala o «cerebro emocional / irracional», mientras que otras partes se envían al neocórtex o «pensamiento / cerebro racional». Si la amígdala percibe una coincidencia con el estímulo, es decir, si el registro de experiencias en el hipocampo le dice a la amígdala que es una lucha , situación de vuelo o congelación, entonces la amígdala activa el eje HPA (hipotálamo-hipófisis-suprarrenal) y secuestra el cerebro racional. Esta actividad cerebral emocional procesa la información milisegundos antes que el cerebro racional, por lo que en caso de una coincidencia, la amígdala actúa antes de que se pueda recibir cualquier dirección posible desde el neocórtex. Sin embargo, si la amígdala no encuentra ninguna coincidencia con el estímulo recibido con sus situaciones de amenaza registradas, entonces actúa de acuerdo con las instrucciones recibidas del neocórtex. Cuando la amígdala percibe una amenaza, puede llevar a esa persona a reaccionar de manera irracional y destructiva.

Goleman afirma que las emociones «nos hacen prestar atención en este momento, esto es urgente, y nos da un plan de acción inmediato sin tener que pensarlo dos veces. El componente emocional evolucionó muy temprano: ¿Me como, o me come?» La respuesta emocional «puede tomar el control del resto del cerebro en milisegundos si está amenazada». ​Un secuestro de la amígdala muestra tres signos: reacción emocional fuerte, inicio repentino y realización posterior al episodio si la reacción fue inapropiada.

Goleman luego enfatizó que «el autocontrol es crucial … cuando te enfrentas a alguien que está en medio de un secuestro de amígdala»​ para evitar un secuestro complementario, ya sea en situaciones de trabajo o en la vida privada. Así, por ejemplo, «una competencia marital clave es que las parejas aprendan a calmar sus propios sentimientos de angustia … nada se resuelve positivamente cuando el esposo o la esposa se encuentran en medio de un secuestro emocional».​ El peligro es que «cuando nuestra pareja se convierte, en efecto, en nuestro enemigo, estamos en las garras de un ‘secuestro de amígdala’ en el que nuestra memoria emocional, alojada en el centro límbico de nuestro cerebro, rige nuestras reacciones sin el beneficio de la lógica o la razón … lo que hace que nuestros cuerpos entren en una respuesta de «lucha o huida».

Goleman señala que «no todos los secuestros límbicos son angustiosos. Cuando una broma golpea a alguien de forma tan ruidosa que su risa es casi explosiva, también es una respuesta límbica. Funciona también en momentos de intensa alegría.

LeDoux se mostró positivo sobre la posibilidad de aprender a controlar el papel desencadenante de la amígdala en los arrebatos emocionales. «Una vez que tu sistema emocional aprende algo, parece que nunca lo dejas ir. Lo que hace la terapia es enseñarte cómo controlarlo: enseña a tu neocortex cómo inhibir tu amígdala. Se suprime la propensión a actuar, mientras que tu emoción básica al respecto permanece en una forma moderada.»

 

Y es así como termino con una buena noticia…

 

En la vida, absolutamente todo tiene solución. Sólo, es encontrar la forma, las herramientas necesarias y adecuadas.

El aprendizaje emocional no es más fácil ni más difícil que el desarrollo racional, simplemente es DIFERENTE. Lo que requiere el desarrollo emocional son cambios profundos a nivel neurológico que sólo se pueden lograr cuándo se cambian unos hábitos por otros más adecuados, situación que demanda tiempo y compromiso.

Los expertos en la materia relacionan la inteligencia emocional con el manejo del estrés y la meditación.

 

Sacando en conclusión que después de todo mi inteligencia emocional EQ (que estaba secuestrada) ayudó a mi inteligencia racional IQ (que también estuvo secuestrada) a que brotara, desarrollara para que así brotara nuevamente.

SanSan

Ref: Inteligencia Emocional By: Daniel Goleman.

Ref: El cerebro Emocional by: Joseph E. LeDoux

https://es.wikipedia.org/wiki/Karl_Friedrich_Burdach

Sandra (SanSan) Sanchez

Sandra (SanSan) Sanchez

Autor

Coach, terapeuta, artista, madre de familia y fundadora Casa Cultural ENE. Nacida en Colombia, radicada en los Estados Unidos hace más de 30 años. Atravesando adversidades, caminando por la vida y formando una familia sin la totalidad de la consciencia, obteniendo solo material para la verdadera transformación interna.

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